domingo, 28 de abril de 2013

Mi futuro hogar

Hola. ¿Qué tal andas por las alturas? Supongo que genial, allí no debe pasar nada malo... Lo único que se me ocurre... la soledad... Pero ¡Tú no estás sola!

Te quería contar que estoy muy, muy contenta porque ayer estuvimos viendo la que será mi casa del año que viene. Fue un flechazo, la vi y supe que podría hacer de ella mi hogar. ¿Sabes lo que dicen que sienten las novias cuando ven su vestido? Pues parecido, pero con una habitación, un edificio y una azotea. ¡Lo de la azotea fue increíble! Me encantó desde el principio, pero al subir y ver aquello, me di cuenta de que allí tenía que vivir yo. Estaba hecho para mí.

Pues eso. todos mis miedos (O casi) han desaparecido al ver que esa será mi casa que podré hacerla mi hogar. Me veo capaz de ello. Me encanta, de verdad.

Ya sabes. Seguiré cantando, seguiré soñando...

Te quiero.

sábado, 27 de abril de 2013

Ver mirar y aprender (Nagyneni)

Ver mirar y aprender. Ayer descubrí que a veces en el silencio se oye mucho más de lo que parece, aprendí que entre cantes se escucha sentir a los sentimientos (incluso si se canta desafinado). Vi amor en más de una mirada, me propuse observar y descubrí más de lo que habría imaginado. Mirar y aprender. Ver que la amistad es dar, dar y dar, porque dando recibes. Cada uno recoge lo que siembra, dicen, ayer vi que incluso recogiendo se puede sembrar.  Que una voz puede no ser nada cuando unas manos lo dicen todo, que el amor se basa en comprender, en mirar (Y hay que ver como la mira...) Ayer pude comprobar que incluso a las personas más fuertes se les pueden romper los esquemas (hacer cosas que prometieron jamás hacer puede ser  más sencillo de lo que parece e incluso acaba por gustar)  si se da con la forma adecuada. Que se puede demostrar la felicidad a base de lágrimas, brindar y brindar y brindar, no para pedir nada, sino para celebrar lo que se tiene. Tocar, mirar, sentir... Que las sorpresas pueden darse en el menor de los momentos(cajones, chocolate, palmas y corazones sabor fresa)  y es que la vida es siempre sorprendente. Que hay que ceder, que hay que soñar, pero que por encima de todas las cosas hay que disfrutar, reír y no tener miedo a la felicidad porque será entonces cuando no sepamos ser felices. Ayer aprendí a decir cosas que jamás escribiría, aprendí a apreciar lo mejor de quien se esconde, aprendí a observar y escuchar.  Un beso puede durar un segundo y ser más bonito que uno de diez. Ayer disfruté, se preveía (por la compañía). Pero también aprendí, aprendí a no ser tan idiota y no tener miedo, aunque a veces me coma la timidez (que sí, que existe). Ayer caí rendida, pero... Que me quiten lo bai.... lo aprendío!

martes, 23 de abril de 2013

Leer

Hace algo más de un año una persona me pidió que le escribiera un libro, una historia sólo para ella. Yo, que tengo ese defecto de no saber decir que no a quienes quiero, me embarqué en el proyecto. Fue un regalo de cumpleaños para ella y una forma de volar para mí. Recibí más de lo que di, como suele pasar con las cosas que se hacen con amor.
 Tanto me gustó el proyecto que, poco después de terminarlo, me embarqué en la segunda y la tercera parte, a la vez. En ello continuo. Esa misma persona sabe que el curso académico al que este año me enfrento es complicado y que el año que viene será muy importante. Conocedora de esto me dijo "Prométeme que el año que viene te centrarás en los estudios, que dejarás esto." Yo no se lo prometí, porque tengo por costumbre cumplir todo lo que prometo y sé que eso no lo puedo cumplir.

Esa misma noche abrí LA CAJA una caja de cartón rectangular y grande con dibujos musicales en la que comencé por guardar revistas y acabé por tener que tirar las revistas (sin demasiado valor) para que cupieran cuadernos y recuerdos. Puse cada uno de los cuadernos que conservo sobre mi cama e hice recuento. Dieciocho. Dieciocho son los cuadernos que conservo, desde los seis años, escritos por mí, recuerdo que hay al menos cuatro que no encontré y además la mayoría de lo que escribo está guardado en varios ordenadores o pendrives. No puedo prometer que dejaré de escribir el año que viene porque llevo toda mi vida haciéndolo, imaginando (soy de esas personas a las que les basta ponerse de puntillas para andar con la cabeza en las nubes)  y viviendo en un mundo paralelo que solamente yo alcanzo.

Mis padres me hicieron lectora, pero no sólo eso, sino que aprendí también a expresar lo que soy mediante palabras. Una letra se junta con otra y se encadena con varias más, cuando te das cuenta has formado un sentimiento. Leer es vivir, ganar tiempo y ganar vida. Leer es soñar, entrar en una vida ajena que te invade, poro a poro.
Nunca podré dejarlo porque soy aquello que siento y para sentir escribo. Por eso sé que no puedo prometerlo, nunca me centraré en una sola cosa porque siempre habrá mundo para imaginar. Ahí reside la magia de la lectura.

FELIZ DÍA DEL LIBRO.
Ceci.