jueves, 23 de octubre de 2014

Caza-dragones.

Ella  que está siempre, en los días mas feos y te abre los oidos y el corazón, aunque trate de disimularlo.

Dias apáticos y una mano pequeñisima y suave que te sujeta con fuerza. Días sin ganas y una sonrisa de dientes de leche que grita tu nombre. Dias cansados y unas carcajadas que responden a tus cosquillas, que te comen a besos... Te abrazan y la vida parece más bonita, cazan los dragones que te muerden el alma.

Después llega esa amiga que a base de cafe te llena de vida de nuevo la que en un ratito arregla tu mundo y te dice que te pegues el capricho que llevas tanto tiempo buscando, que te lo mereces. Y el telefono que suena porque a 100 km quieren verte bien... quieren verte mejor que bien.

Y el abrazo en casa y el cariño continuo. Nunca estás sola y eso es precioso.

Días apáticos en los que acabas por ver que nunca estarás sola y que eso no lo cambias por nada. Días en los que el nudo en la tripa se afloja para poder dar GRACIAS A LA VIDA.

jueves, 16 de octubre de 2014

Lunas de chocolate

Se querían, se querían sin haberlo podido impedir, porque si ella era una caprichosa consentida, el era un amante paciente. Se  querían por todas las veces que ella estaba guerrera y le apetecía buscarle las cosquillas, hasta de futbol podía discutir sin tener ni idea.... solo por los besos de después, y del durante. Si alguien le hubiese dicho que cuanto mas niña fuese más tierno era él, nunca le habría mostrado la mujer que era sino a la niña que llevaba dentro. Pero claro, la mujer también tenía su papel en el juego y cuanto mas mujer era ella más salvaje era el. Se querían porque cuando las cosas se ponen dificiles acabas por quererte más, por quererte por narices. Por la nariz de él que a ella la traía loca.
También se querían por esa conexión mental que existe algunas veces entre las personas, por cuando pensaban lo mismo en el mismo momento. Se querían porque a ella le encantaba ser una princesa que comía ensaladas y a él ser el rey de la comida basura; pero hasta ahí habían logrado el equilibrio.  Se querían porque una tarde perfecta podía ser chocolate a cucharadas...Y,   porque por muy lejos que estuvieran ambos miraban la misma luna.