lunes, 23 de abril de 2012

23 de Abril

Hoy, día del libro, ha salido a la luz un recuerdo que tenía escondido en algún rincón de mi mente. Recuerdo a mi madre, sentada a mi lado en la cama y entre mis manos un cuento pequeñito que posiblemente aún tenga guardado en algún lugar que ahora no recuerdo. Recuerdo que tenía un gatito blanco y que después de eso leí ese cuento muchas veces más. Lo recuerdo porque con ese libro leí por primera vez y recuerdo que la primera palabra que leí fue Sol. De eso han pasado ya trece años, o catorce, la fecha exacta no la recuerdo pero después de ese, vinieron muchos más. Celia, Manolito Gafotas, los cinco... Libros que no son de mi época pero que mi madre y mis tías guardaron para mí. Kika superbruja, con la que descubrí un mundo lleno de magia, Rebeldes que me acompañó mi primer año de instituto, Matilda, que siempre fue para mí un icono de superación y de no rendirse aunque las cosas se pongan feas. Después entré en el instituto y con doce años descubrí a Carlos Ruiz Zafón. Ese mismo año me leí todos los libros que tenía publicados. Al año siguiente vino La Regenta que aunque muchos se sorprenden cuando lo digo es uno de mis favoritos y que repetí con quince años otra vez. Y ahora, si quiero hablar de algún libro que haya marcado estos dos últimos años es sin duda El diario Violeta de Carlota, de Gemma Liennas que a su vez me descubrió el diario azul, el rojo, el amarillo, el naranja y billete de ida y vuelta. Ha habido muchos más que no escribo porque no tengo tiempo ni memoria suficiente para no dejar ninguno. Gracias mamá, gracias papá, por descubrirme la magia de mundos que se incuban entre palabras y nacen dentro de mí. Por aficionarme a la maravilla de entrar en una biblioteca y elegir un libro al azar para así descubrir que esconde. Gracias, por hacerme lectora.

miércoles, 18 de abril de 2012

Quiero decirte

Que raro se me hace mirarte y ver que los ojos te brillan menos. Qué raro se me hace ver que no pasas el día riendo que se te pierde la mirada y estás más lejos. Por fuera pareces la misma pero se que por dentro hay algo que te duele porque los ojos se te han hecho pequeños y no brillas como antes. Sigues siendo grande, tan enorme como cuando te descubrí pero has cambiado y no se si ese cambio ha sido para mejor o para peor. Sé que ahora eres más fuerte porque todos los golpes endurecen pero sé también que algo dentro de ti se ha ido y ha dejado un vacío.  Quiero recordarte que tu felicidad es algo tuyo y para ti. Que los grandes espíritus siempre han tenido que luchar contra mentes mediocres. Que el problema de ser tan grande es que todo te queda chico y a veces desilusiona. Quiero que sepas que para mí seguirás siendo mi maestra, la que enseña con cada paso de da, con la que aprendo cada vez que respiro. Quiero que sepas que a mi me encantabas antes y ahora me seguirás encantando porque hay algo que ha cambiado, pero sigues siendo tan mágica como antes pero sobretodo quiero que sepas que seas como seas te voy a querer un montón. Porque te debo mucho y cada día esa deuda crece un poco más.