miércoles, 29 de abril de 2015

No me leas

Hoy es la primera vez que escribo, esperando que no me leas... quizás porque si me leyeras sabrías que estoy muerta de miedo y sin embargo nunca me había sentido tan embriagada por la ilusión.

Espero que no leas que me encantan tus hoyuelos y me da pánico pensar en tus manos...

Espero que no leas que a veces busco tu foto y me quedo un rato contemplándola, porque eres muy bello aunque yo no te lo diga.

Espero que no sepas nunca, que no leas que me muero por escuchar tu voz antes de acostarme y que al abrir mis ojos por la mañana, ansío tus buenos días.


Espero que no leas que tengo mil planes en mi cabeza, al lado de los pajaritos... que no piso el suelo... que floto en una constante y tonta alegría.

Tengo la tripa llena de orugas... a puntito de convertirse en mariposas... y tú eres la razón.

Pero, no querría que me leyeses, porque no quiero correr y tú eres una locomotora, no quiero que me leas, porque quiero hartarme de contemplar tu hoyuelo, porque quiero mirarme en tus ojos sin que sepas que no hay afición más deseable.


Espero que no me leas, porque si no sabrías que estoy muerta de miedo, por si algo sale mal...

Espero que no me leas, porque entonces sabrías que quiero irme lejos, pero contigo.

jueves, 9 de abril de 2015

Madrid-Bruselas.

Se conocieron en un vuelo Madrid-Bruselas. Ella tenía el 23A, él el 23B. Charlaron un rato… ella era de Toledo, él de Fuengirola. Ella viajaba por trabajo, él por placer. Él estaba casado con un amor de adolescencia que se había convertido en un cariño acompañante. Ella tenía un hijo diecisiete años menor, él siempre quiso una hija que nunca llegó. Ella tenía 25, él tenía 52. Eran diferentes… pero se cayeron bien. Se dieron los correos y comenzaron a chatear de cuando en cuando. Ella se convirtió en su consejera, él se convirtió en su ilusión. Sin saberlo tenían la receta para un amor platónico perfecto. Un sentimiento desbocado que no se sabía de donde nacía… distancia,  vidas opuestas, tiempos paralelos…. Todo lo necesario para no estar nunca juntos. Solo les faltaba una cosa, que él la correspondiera en su amor. 

martes, 7 de abril de 2015

Una carta a mi ahijada de 4 años.

Querida ahijada. 

Hoy quiero darte las gracias por aparecer en mi vida. Quiero agradecerte la luz, la vitalidad, la sonrisa. Quiero agradecerte que me enseñes tanto, es admirable ver un medio metro como tú siendo tan responsable. Quiero agradecerte que seas tan cabezona, tan tozuda y persistente... porque sé que sabes lo que quieres, que serás independiente, lista, que harás con tu vida lo que te de la gana; y eso me tranquiliza. 

Hace 4 años que llegaste a mi vida, ese día convertiste a mi sobrinito de dos años en hermano mayor; creo que compartirás mi opinión si te digo que se ha convertido en un gran hermano mayor... claro que tiene una estupenda hermana pequeña. Hace cuatro años que completaste nuestra gran familia, hace años no me hubiese creído que en una cocina tan grande como la nuestra no fuésemos a caber todos... y claro... tu hermano, tu prima, tú... somos 10 en casa! 

Te contaré un secreto, pequeña hada, cada vez que me das la mano me recorre un escalofrío por la espalda, creo que nunca me acostumbraré a tu calor, a tu amor, a tu magia.  No te sorprendas, es normal... tengo una extraña adicción a tus abrazos, a como te enroscas en el cuello e impregnas el mundo con tu olor...

Pero ¿Sabes cual es mi verdadera afición? Mirarte, sentirte tan cerca, verte crecer, bailar, cantar, posar en las fotos (divina se nace, mi amor) , hacer carantoñas y gracias, ganarte la simpatía de la gente... Consigues lo que te da la gana de quien quieres... eres peligrosamente lista. 

Te adoro, mi luz, te adoro. 
Feliz cuarto cumpleaños.