Hace algún tiempo que tenía pensado hacer esto, dejar a mis grandes amigos Alex y Pablo que de vez en cuando tomaran la palabra en este pequeño rincón dedicado al relato, y pensé que sería genial, que con un poco de mi ayuda a la hora de escribir, estos niños tengan un sitio para contar sus historias. Os dejo con estos pequeños, que quieren contar un cuento, en especial hecho, para niños de su edad.
Los caramelos de las nubes.
María y Jose se estaban aburriendo mucho, mucho en el parque, con siete años ya eran grandes para muchos cacharros y no sabían a que jugar. Los dos, se tumbaron en la hierba y vieron muchas nubes, de esas blancas que son tan bonitas, entonces María le dijo a su amigo:
-Jose, por encima de las nubes ¿Qué hay? A mi me gustaría volar y poder descubrirlo
-A mi también, seguro que tienen un parque de atracciones, o una tienda de caramelos donde comprar chuches.
-Es verdad, tiene que ser muy, muy divertido.
-Lo es - dijo una voz.
María y Jose miraron por todos sitios, pero no había nadie hablándoles.
-Aquí abajo- dijo un pájaro pequeñito posado en el suelo.
-¿Pero, eres tu el que nos está hablando? ¡Si los pájaros no hablan!
-Claro, claro, eso decís todos los humanos, que os creéis muy listos y no sabéis ni volar un poco- dijo el pájaro enfadado
-Bueno, no te enfades Pajarito, pero es que yo nunca había escuchado a un pájaro hablar- dijo Jose, un poco arrepentido.
-Pues claro que hablamos, pero siempre lejos de los humanos que solo querríais investigarnos si lo supierais, pero vosotros me habéis parecido simpáticos, me he reído mucho cuando hablabais de las nubes.
-¿Tu sabes lo que hay sobre las nubes?
-No hay nada, les dolería mucho la tripa si pusieran parques de atracciones o tiendas de chucherías sobre ellas.
-¿Cómo les va a doler la barriga a las nubes?
-¿Pero qué os pensáis vosotros que son las nubes?
-Las nubes sienten y hablan y juegan a las cartas como cualquier ser.
-No nos tomes el pelo Pajarito.
-¿No lo creéis? Las nubes sienten, hablan, juegan y hacen los caramelos más ricos del mundo. Si aprendéis a volar os llevaré a que lo veáis.
-Pero, los niños y las niñas no podemos aprender a volar.
-Claro que podéis, igual que nosotros los pájaros, y las hadas y los pegasos, y los fenix y todos los seres que vuelan.
-Todos esos seres que has dicho no existen, así que no inventes más.
-Chicos, no os creéis nada de lo que os digo, así que no os voy a enseñar a volar. ¿Para qué?
-Sí, si, enséñanos, aprenderemos, nos lo creemos todo.
-Bueno, para volar tenéis que pensar en hasta donde queréis ir, y desearlo con mucha fuerza, luego con los brazos extendidos y los ojos cerrados tendréis que decir: " ¡Pimienta canela y perejil, hasta las nubes yo quiero ir!"
Los niños, aunque no se lo creían del todo lo intentaron y de repente notaron algo muy raro, como si el suelo se hundiera y ellos no, entonces abrieron los ojos y se vieron subiendo hasta las nubes. Llegaron allí hasta un sitio donde en un mesa sobre el aire con mucho chocolate y pasteles merendaban las nubes, con hadas, duendes, elfos, pegasos fenix y todos los seres que habían aprendido a volar del mundo, allí el pájaro los presento y ellos contentos, contentos se sentaron a merendar. Pero, con lo bien que se lo estaban pasando se les olvidó que se hacía de noche y llegaba la hora de volver a casa. El pajarito se lo recordó y los niños muy tristes se despidieron de todos, sin darse cuenta todo desapareció y los niños abrieron los ojos en la hierba del parque, pensando que habían sido unos tontos y que se habían quedado dormidos imaginando. Pero no, porque miraron un sus bolsillos y cada uno de ellos tenía un bolsita con esos caramelos tan ricos que hacían las nubes.
Y se acabo! nos vemos otro día que vamos a ver Bob Esponja!
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