lunes, 19 de marzo de 2012

¿Sabían ustedes?

¿Sabían ustedes que se puede saber si un vino está en buenas condiciones solo viéndolo caer? Yo lo aprendí de mi padre. ¿Sabían que no se puede mezclar en una misma copa el vino de dos botellas distintas? Yo lo aprendí de mi padre. ¿Sabían que si el corcho de una botella se rompe al abrirlo posiblemente el vino esté pasado? Yo lo aprendí de mi padre. ¿Se han estudiado alguna vez el mapa físico de África como si fuera una pistola? A mí me enseñó mi padre. ¿Sabían que los cañones de las esquinas de Cádiz son los que Napoleón olvidó tras el asedio? ¿Sabían la historia del callejón del duende? ¿ Sabían que cuando se estaba leyendo la constitución en la iglesia del Carmen calló un rayo en frente que partió un árbol y la gente pensó que era un mal presagio? ¿Sabían que Napoleón llevaba la mano derecha tocándose el lado izquierdo del pecho para sentir a Francia en su corazón? Yo lo aprendí de mi padre. Todo esto me lo enseñó mi padre. Los recuerdos más especiales que tengo de cuando era pequeña son los paseos históricos en los que mi padre nos contaba la historia de los lugares que encontrábamos por el camino a mi hermano y a mí. Y cuando entraba en la guardería con la mano metida por dentro del chaquetón, como Napoleón. Mi padre me enseñó a disfrutar la historia y a vivirla como si fuera un hoy. Hablar con mi padre es un continuo aprendizaje y sentir que lo sabe todo. Abrazar a mi padre es sentir que mientras el esté en el mundo, nada puede ir mal. Pasear con mi padre es sentirte protegida y a la vez importante. Cantar para mi padre es sentir que nunca se cansará mi voz.

Hoy es tu día papá. Por eso, gracias.


No hay comentarios: