martes, 9 de julio de 2013

Como unir palabras sin sentido alguno

¿Qué pasaría si una vez los relojes decidiesen ir a contrarreloj? Que la vida tomase sus propias riendas, que las decisiones fuesen mías y de nadie más. ¿Qué pasaría? Cantando por las aceras al asfalto derretido de un mundo descolorido que hay que volver a pintar. Bailando bajo la lluvia de una ducha sin presión que gotea si la cierras y provoca una inundación en la bañera de un mar desierto que coloreado de tonos arena. Por el que va correteando y vuela como las liebres en los prados un duende desnudo perdido en la multitud. Y pasan los años atravesados y chocan las horas con un muro de hormigón. Y ahora el cielo es violeta, las hormigas son poetas, se ha quedado mudo el jilguero y el chocolate sabrá por siempre a jamón. Una copa de vino tiesa sobre un macetero repleto de fresas que adorna la ventana y el balcón. La niña se cayó de boca desde un segundo piso y escaleras arriba de tanto subir con la boca partida se hizo mujer, dos noches de hacer el amor para después caer rendida; e irse a dormir.