martes, 19 de abril de 2016

pajaritas

Yo siempre he sido de esas personas que opinan que las cosas, nos gusten o no, siempre ocurren por una razón. A veces la vida hay que aceptarla tal y como te viene, porque puedes predisponer, decidir y actuar en función de lo que consideres, pero al final, pasa lo que tiene que pasar.
Cuando llegaron a mi vida fue raro, parecía pasajero y tenía olor a eternidad, pero no le di más importancia de la que tenía... nuevas personas en tu vida...

Llenaron un huequecito que solo ellas podían llenar y comencé a notar que una pata de mi araña nacía, se hacía fuerte y aquella pata vieja y destrozada, volaba porque ya había cumplido su misión....

En sus ojos vi de nuevo la inmortalidad, recordé el trebol, la alegría, la libertad que hacía tiempo tenía olvidada... y de repente, tengo ganas de crear, pero no de crear como suelo hacerlo, para dentro y para mí, si no de crear para fuera...

Hacía tiempo que no sentía estas ganas de cambiarlo todo.

Es maravilloso como la cotidianidad puede marcar una relación... que yo estaba en su casa y estaba en la mía... que abrazarlas es sentir hogar...

Dicen que soy dada a inventarme familia, como si no tuviese suficiente, pero lo cierto es que no elijo yo que persona se convierte en mi familia, que ellas lo eran ya, sin yo saberlo.

Cuando un diente de león vuela, es porque hay vida, porque tiene una semilla que repartir, que desplegar... y por muy lejos que aterricen las semillas, siempre forman parte de un mismo diente de león.

Los pajaros vuelan, se distancian, pero siempre encuentran su nido, siempre encuentran su hogar

Y ellas son pajaritas

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