miércoles, 14 de septiembre de 2016

La niña salvaje

Tenia los brazos muy Fuertes de trepar, los pies hechos al camino y la mirada en el cielo. Sus padres eran investigadores y ella nació en la selva. Subía a los árboles cómo lo hacían los chimpancés, jugaba con ellos, su mejor amigo era un Monito. Le gustaba nadar desnuda en el río, junto a los peces y salpicar a los elefantes que la mojaban con sus largas trompas. Surfeaba sobre las tortugas y cabalgaba al atardecer sobre las cebras. El León le tenía envidia porque ella era la verdadera reina de la sabana.

Cuando tenía 7 años apareció un hombre que quería construir una carretera y derribar los àrboles de su selva. Decía que ella no podía vivir allì, que debía vestirse y vivir en la ciudad,  ir al colegio y aprender matemáticas.  Ella sabia leer, sabia sumar restar e incluso dividir. Su madre era una gran profesora. Sabia de historia y geografía. Se orientaba en la noche porque conocìa las estrellas y podía reconocer a simple vista que plantas debía evitar por ser venenosa. Bebía leche de cabras salvajes que Ordeñaba ella sola, hacia cabañas en el suelo y refugios en los àrboles. Trataba sin peligro con todo tipo de animales. Ella no necesitaba la ciudad y la selva no necesitaba esa carretera.

Gobiernos enteros lucharon por llevar a esa niña al colegio. Pero ella luchó contra todos ellos. Sus padres la acompañaron a hablar con los presidentes de muchos países y ella sola explicò por què esa selva debía quedar como estaba. También hizo un examen, con el que demostró que no necesitaba ir al colegio,  que la selva y sus padres ya se encargaban de su educación.

20 años después era una famosa antropologa que vivìa entre la selva y la playa,  que estudiaba los poblados de África y viajaba a todas partes con su amigo, Monito.

Era una aventurera, un ser capaz de todo, era D.

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