lunes, 15 de octubre de 2012

El bosque de los dragones.

Ahora mismo viajaría al bosque de los dragones, allí donde se esconden mis mayores sueños, donde cada elemento existente representa un ser al que quiero. Bañarme en mi, riachuelo, volar junto a mis aves (que nunca tocan en suelo, porque como los sueños, siempre están en lo alto) escuchar esa melodía suave que suena a todas horas y llega de ninguna parte. Querría estar allí para oler mi planta de lavanda, que me tranquiliza meciéndome, abrazarme a mi planta de romero que con suaves palabras acabaría con esta soledad que siento dentro. Mi ardilla vigilante siempre estaría al acecho, para que nada malo me pasara y con una palabra mágica se acercaría a abrazarme, el arcoiris, siempre presente, desde el cielo me ayudaría a seguir adelante y mis animales intangibles, tan presentes y tan distantes... Pero sobretodo, abrazaría ahora mismo a mi estalactita, que está tan lejos y sin embargo tan cerca. Ahora mismo me iría a mi bosque de los dragones donde mi estalactita es cálida en el abrazo, estalactita que nunca se derrite, por mucho que brille el sol, porque es mágica, porque para ella todo es posible.  Ahora mismo me iría al bosque de los dragones, renunciaría incluso a mi inmortalidad, para no sentirme tan sola, para que mis pequeños dragones me hicieran sonreír, porque me pesa la melancolía del pasado, la soledad de quien tiene a tanta gente a su lado. La tristeza que viene a ratos sin motivos y que me hace sentirme mal por sentirme así cuando la vida me lo ha regalado todo y no tengo derecho a quejarme, ni de este sentimiento que me quema por dentro.

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