jueves, 5 de marzo de 2015

Bendita amargura.

Al ritmo de los tacones el vaivén de su coleta caminaba a casa. Él la esperaba en el portal. Un beso largo en los labios, largo como el tiempo cuando estaban separados. El ascensor siempre era peligrosamente apetecible si la acompañaba su aroma. Ponerse cómoda mientras la cafetera comenzaba a funcionar. Descafeinado solo para él, con leche y cuatro de azúcar para ella. ¿Como puedes beber tanta amargura? ¿Es el café el secreto de tu dulzura?  

920 veces había visto ella Pretty Woman en televisión y hoy no le hacía caso al aparato. Julia roberts de compras y ella contemplando muda el perfil que la acompañaba en el sofá. Una mano apretó su pierna con ternura, un brazo pasó por su hombro y acarició su nuca. Un beso en los labios... uno y un millón. Sabía a café.

Las sabanas desordenadas cuando se levantaron a cenar. ¿Sushi? Siempre. Una mirada cómplice mientras al otro lado del teléfono le tomaban la comanda. Ella servía vino blanco, comía aceitunas. El señor del restaurante tardó demasiado poco en llegar... apenas habían tirado los cojines del sofá al suelo cuando llamaron al timbre. 

La cena se eternizó, arremolinados en la alfombra del salón acabaron los postres comiendo(se). 

La cama ganó la partida, ante una luna envidiosa que quiso adelantar el nuevo día. 

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