miércoles, 11 de marzo de 2015

Fue una tarde de domingo

Estoy tomando un café con una amiga. La cafetería es preciosa, sillones de terciopelo y un piano de cola al fondo, las paredes tienen un tono rosáceo y el techo un dibujo que imita un cielo claro... solo faltan los angelitos rondando para pensar en el paraíso.
El café humeante recorre mi boca y me deja ese sabor tan característico, me encanta el sabor que deja el café sobre mi lengua. Baja por mi garganta llenando mi cuerpo de calor.
Mi amiga me cuenta su día a día mientras da sorbos a su café... la escucho con cierta indiferencia... hoy tengo la cabeza en otra parte... Me sorprende lo diferentes que podemos llegar a ser, ella con sus zapatos planos de charol y su camisa de cuadritos, sus pantalones vaqueros y el pelo cortito. Yo llevo una falda de vuelo con un estampado lleno de mariposas, una blusa de seda rosa palo abotonada por delante y unas medias de rejilla color beige, botines de tacón y una coleta alta de caballo que recoge mi melena.
El camarero pasea con tranquilidad, por su edad podría decirse que estaba aquí antes de que abriesen el lugar. Apenas hay nadie en el local, un par de señoras mayores al fondo y un señor acompañado por su bastón que bebe con lentitud un coñac en la barra.

Son las siete de la tarde y sé que esta noche me costará dormir, los domingos siempre me cuesta. Ella me pregunta por mi día y le cuento sin demasiados detalles; mi vida es bastante monótona desde hace tiempo... necesito un cambio.

Un hombre entra por la puerta, es alto y atractivo, tiene los ojos marrones y el pelo algo canoso, las cejas espesas y los labios finos, me gusta su nariz. Me fijo en sus manos, las tiene pequeñas y aparentemente suaves. Se acerca a la barra y pide un descafeinado. Se da la vuelta y mira hacia nuestra mesa, sonríe y veo que mi amiga le devuelve la sonrisa... ¿Se conocen?
Se acercan y mi amiga se levanta a saludarlo, charlan y lo invita a sentarse con nosotras, yo estoy de pie y él me mira.
-Me llamo Andrés, Encantado.
-Igualmente, yo soy Erytheia.

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